Hay dos
palabras que se repiten en todos los relatos de Janis Joplin: dolor y amor. Una
mujer a la que le dolía el alma, una mujer que amaba de cuerpo entero. Y eso es
lo que ella decía: que cuando estaba arriba del escenario, sentía que hacía el
amor: “estás metida en ese momento, entonces crees que durará para siempre. Es
lo mismo cuando canto. Se mete en mi misma y se convierte en la totalidad. Por
eso me llena tanto, porque es real. Un momento conmigo misma” Ya con ver los videos
de esa época, sabemos que n miente. Esta bruja cósmica daba todo, tanto, que
hasta un día se lesionó un músculo haciendo esos movimientos y tuvo que ir la
ambulancia.
De dar,
¿el amor se trata de eso? Parece que Janis (como muches) lo interpretaban así.
En de las cartas que le escribía a su familia lo menciona: que en el escenario
encontró un lugar donde podía expresar todo eso que tenía para dar. Lo mismo en
sus letras, hay una constante de un: yo estoy, “como buena capricorniana que
soy ahí estaré esperando”.
Nació el
19 de enero de 1943, en Port Arthur, Texas, Estados Unidos. Ya en su
adolescencia empezó a llegarle la música afroamericana. Los discos de Bessie
Smith, Rainey? O Lead Belly marcaron su etapa. A la vez, estaba en un coro y
las influencias musicales crecieron: OdettaBillie Holiday y Big Mama Thorton.
Después estuvo en la universidad de Bellas Artes de Texas, y empezó a cantar de
forma habitual en los bares.
En 1963,
se fue a San Francisco, y se sumó a la banda Big Brother and the Holding
Company. Con ellos sacó un primer
álbum publicado en el festival Pop
Monterey de agosto de 1967 en el que Janis Joplin tuvo un antes y un después,
porque deslumbró a toda esa gente con su fuerza. Ahí habían más de doscientas
mil personas y fueron contratados por el productor de Bob Dilan.
En 1968,
sacaron su segundo álbum: Cheap Thrills. Tuvieron mucho éxito en Columbia y al
poco tiempo Janis se separó del grupo porque “le pareció que la banda era
demasiado indisciplinada” Entonces nace la agrupación “Flower Power” que
después cambió en nombre a “The Kozmic Blues Band”Al principio fue difícil,
decían que no tenían potencia ni unidad. Janis se tomó un descanso y viajó a
Río De Janeiro, donde estuvo haciendo dedo y conoció a David Niehouse.
Queriéndose alejar de las drogas, se encontró con él.
Ese
mismo año, mientras preparaba su cd solista Pearl, fue encontrada un 4 de
octubre muerta en su hotel, por sobredosis de heroína. Un rato después, le
llegó una carta. Las historias dicen, que era del hombre que ella amaba, que si
la carta llegaba antes, todo hubiera sido diferente. Pero algo raro había,
entre sus chistes a cerca de que Hendrix se había muerto hace poco, de que ella
no iba a morir el mismo año, de su cambio de testamento, de la plata que ya
había puesto para que “hagan una fiesta cuando se muera”. El final en todos los
relatos es este: una mujer solitaria en un hotel, una carta que llega después,
el cd Pearl que no llegó a ver publicado.
Pero no
puede haber finales cuando de música se trata. En el documental “Janis Joplin
from the documentary film janis: the way she was” te demuestra la fuerza de una
amor que no termina en el cuarto de un hotel, ni con una carta. Y es ella,
cósmica, toda entera, dando con una verdad palabra por palabra: “Siempre estaré
por si me necesitas” y como fiera se rasca el pelo, se lo desacomoda, conversa
entre la canción, se mueve, se ríe “todos se iban a alguna parte” y le dice
vengam venga, una mujer en los años sesenta, una de las pocas mujeres que se
animaron a expresarse así, le dice a un hombre, a todos estos hombres:
Llora
cariño
Llora
cariño
Llora
cariño
Una y
otra vez lo dice, y es como si se desgarrara, le tiemblan las piernas, da una
patada, da un codazo, otro, y otro y se queda con los pelos en la cara,
agitada, mirando seria y profunda, volviendo de otro mundo.
En una
entrevista, cuando le preguntaron por qué cree que no hay muchas mujeres que se
expresen así (muchas personas diría yo)
contesta que es porque “se quedan en la superficie”. Ella no. Nadó tan hondo, fue tan hondo a buscar
eso que tantas personas no se animan, lo sacó, lo trajo y nos lo mostró. Se
jugó la vida en cada canción que nadó. Una sirena blusera, cantando en un mundo
de hombres, espantando los oídos miedosos.
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