foto archivo: "El Rockero" |
¿Quién
será felíz? Se pregunta Claudia Puyó en su tercer cd del año 2002 “La razón y
la tempestad”. Se pregunta y de alguna manera, me pregunta. Porque cuando estoy
escribiendo esto, es un día domingo de septiembre. Afuera está nublado, llueve
y hay barro. Acá escribo con bufanda puesta, y una estufa que no anda muy bien
me calienta los pies. ¿Quién será felíz en estos caóticos días de cuarentena?
La canción suena a esos blues que hacen más bailable el dolor, que lo hacen más
sentido. Me hace vivir diferente este domingo tan apagado, con esta canción de
fondo:
“Sopla
el viento de un día feriado
Y el
miedo se queda parado
Sin
tener lugar a donde ir
La
lluvia me lleva a seguir”
Le pongo
play una y otra vez a la canción. Algo en esa voz que va lento pero fuerte me
cautiva, y me viaja a toda esta historia que Claudia Puyó trae en sus
canciones.
Claudia
no fue a ninguna escuela de música. Aprendió escuchando. Cantaba por arriba de
las canciones que sonaban en su casa. Su maestra, Aretha Franklin, y cuando era
muy piba, dice “hasta que aparecieron The Beatles y ahí explotó todo”. También
aprendió en la calle. Hay barrios de Buenos Aires caminados en sus canciones,
lo mismo en esas melodías rockeras. Hasta en un subte de España donde cantaba por
monedas. Camina y patea de forma independiente, con sus cds bajo el brazo.
Vuelvo a
poner play al tema.
“Llueve
en la ciudad tan despacio”
Me
pregunto cómo estará sobreviviendo este contexto tan difícil para les artistas
independientes. Esa palabra, la repite en todas sus entrevistas “porque yo, soy
independiente”. Sólo los dos primeros cds fueron con una discográfica “Del
Oeste” en 1985 y “Cuando te vi partir” Del Oeste,es bien rockand roll y con un
video con escenas en la estación de trenes. El resto de su discografía, ya es un
camino a pulmón e: “La razón y la
tempestad” (2002) “El ángel” (2008)
“Primavera por un día” (2014)
y “Cazadora de los cielos” son un camino variado y profundo lleno de
amistades, de estilos musicales que pasan de una zamba a un rock and roll y
todo bajo el sello “Kadorna Records” que en realidad es un nombre de fantasía
que ella eligió poner.
Cds
largos, variados y con versiones de sus músicos favoritos, son exploraciones
que ella misma dice que se puede permitir por ser independiente. Que cuesta, que
lleva años porque no hay un mango, que la producción siempre es mucha, pero
igual ahí, vendiendo los cds en sus shows y de a poco en internet que cada vez
aparece más contenido de ella.
Se
considera la anti estrella de rock. Por eso banca tanto el personaje de
Capusoto “Pomelo” , porque desmitifica esa idea de estrella de rock, le parece
una pelotudez, en sus palabras. “Todos
fuimos un poco Pomelo, pero las estrellas están en el cielo”.
Está
viva gracias a la música, así lo dice y repite su amor por ella, “la música es
sagrada” y se nota como le salvó la
vida, porque aún sostiene esa fuerza en su voz, la sonrisa pícara y el chiste
ácido. Hay historias de muchas pérdidas de seres queridos en su camino, que lo
refleja en cds como “Cuando te ví partir” o “Ángel”.
Acá en
un costado tengo el cd “Primavera por un día”. Este me lo regaló una amiga hace
muy poco. Tiene un autógrafo con fibrón para ella. Cuando me contó la historia,
me conmoví: “Mi vieja había ido a un barcito en Santa Clara y me lo trajo, le
pidió que me lo firme”, me dijo ella. Yo había estado en ese lugar. Con esta
amiga ni nos conocíamos. La cosa es que ese bar, era un galpón que estaba atrás
de la casa de “el bocha”, y ahí, a la luz de velas y salamandras prendidas (era
un galpón posta) Claudia Puyó cantó con una banda zarpada de Mar Del que se
llama “ el grito la llama del rock”. Todavía puedo sentir el ruido de chispas y
sus bluseras voces. A Claudia le hice una pequeña entrevista, con mi mano
temblorosa de fan (yo tenía 22 pirulos) prendí el grabador. No me acuerdo sus
palabras textuales porque ese grabador se me rompió y lloré una semana, pero sí
me acuerdo que me hizo un chiste con eso de “el artista, helado” y que nunca
nunca hay que dejar de remar. Después, con ese fibrón con el que le haría un
autógrafo a una amiga que tendría seis años después, me escribió en mi cuaderno
de anotaciones.
Acá,
domingo 2020 en pandemia. Me doy cuenta que sigo insistiendo con esto de
escribir, con esto del rock. Que le hice caso a esa mina de rulos de leona que
me decía que no hay que aflojar. La canción “ ¿Quién será felíz” se terminó y no le puse más play porque me
cebé escribiendo esto. El día sigue
siendo gris y lluvioso, la situación de artistas independientes en Mar Del
Plata (como muchos oficios más) sigue siendo incertidumbre. Terminaré este
texto y no sé a dónde irá a parar. Ya será un golazo si logro subirlo a
internet. ¿Quién será feliz? Ni idea. Mientras, tratemos de encontrar alguna
primavera en esta ciudad de invierno, una primera por un día, aunque sea.
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